En el Ingenio Cruz Alta se realizó el acto de Inicio de Zafra 2024 y la misa y bendición de los frutos. Además, se celebraron los 200 años de la fundación de esta fábrica azucarera fundada en 1824. El encuentro contó con la participación del gobernador, Osvaldo Jaldo; el presidente de la Compañía, Jorge Rocchia Ferro; la vicepresidenta, Catalina Lonac; la gerenta general, Catalina Rocchia Ferro; autoridades provinciales y municipales e invitados especiales; cañeros, proveedores y colaboradores de la empresa, y familias de la comunidad. Fue además cubierto por periodistas de numerosos medios provinciales y nacionales. En la jornada se descubrieron placas conmemorativas donadas por el Gobierno y la Legislatura de la Provincia, y se plantó un ejemplar del árbol autóctono llamado “pacará” en el NOA (“timbó” en otras regiones), obsequiado por la Universidad de San Pablo - Tucumán. “Las zafras azucareras son las que generan recursos para que se dinamice la economía de la provincia, porque en la zafra no sólo se genera trabajo, sino también recursos económicos que luego recirculan en cada uno de los pueblos y ciudades de la provincia de Tucumán. Tucumán es azúcar, pero tenemos provincias hermanas que también la producen, como Salta y Jujuy. Tenemos que incluir a la región, y para eso la planificación y el acuerdo tienen que ser integrados de tal manera que las metas y los objetivos que nos pongamos en esta actividad den los resultados que todos queremos y que todos esperamos. Y que esos resultados sean equitativos y proporcionales a todos los que participan en esta cadena de producción, en esta cadena de industria y sobre todo a los eslabones más frágiles de esa cadena que son los empleados, que son los trabajadores”, expresó Jaldo. Dirigiéndose a la familia propietaria de la empresa, dijo: “Los felicito porque ustedes se han esforzado durante mucho tiempo y seguramente han tenido épocas buenas y no tan buenas, pero nunca han bajado los brazos. Y siempre han invertido en esta provincia de Tucumán, como muchos otros empresarios, no solo industriales, sino también cañeros. Como Gobierno queremos ser el puente de las soluciones para la actividad privada. Queremos trabajar juntos, queremos caminar de la mano, queremos un Estado presente, queremos un Estado que sea parte de las soluciones y no parte del problema”, finalizó. “Este año tan particular, este pequeño pero gran ingenio, se enfrenta con el objetivo de moler la caña necesaria para convertirla en azúcar crudo y así retirar excedentes del mercado interno. En cuanto a la empresa, desde el año 2006 nos comprometimos a producir bioetanol a partir de caña para poder sacar excedentes del mercado interno y así poder proteger el precio de la bolsa de azúcar tal que rentas pueda recaudar, los cañeros planten y puedan seguir con su ardua labor, los colaboradores tengan la certeza de tener su puesto de trabajo que son más de 50 mil, que los proveedores estén tranquilos de que sus cuentas se van a pagar”, explicó Catalina Rocchia Ferro. En ese mismo sentido agregó: “Sin duda fueron las brazadas de los obreros los que hicieron grande esta fábrica. A la historia la escriben los ganadores, pero la llevan a cabo los esfuerzos de cada trabajador. Cruz Alta es un ingenio que se ha convertido en una fábrica productora de azúcar crudo de calidad para el mundo. Nuestra empresa está poniendo todos sus esfuerzos para llevar al Ingenio Cruz Alta a una molienda de 8.000 toneladas de caña por día, colocando el quinto molino, terminando su tercera caldera y haciendo las modificaciones necesarias para acopiar el azúcar”, finalizó. La celebración concluyó con un vino de honor ofrecido a todos los que asistieron al evento El Ingenio Cruz Alta, ubicado en la Comuna Rural Colombres, es el ingenio en funcionamiento más antiguo de la provincia. Las primeras cañas fueron plantadas por Simón García en una Merced otorgada en 1617 por el gobernador Luis Quiñones de Osorio al capitán Diego García de Valdés en La Banda del Río Salí, por los servicios prestados en la lucha contra los indios. La molienda de caña para producción de azúcar comenzó tres años después, en 1824. El nombre “Cruz Alta” proviene de una cruz levantada en la zona en honor a un religioso fallecido, y que servía de guía para las diligencias que transitaban por la región.